lunes, 6 de agosto de 2012

R con contrafuerte

A pesar de la aparente solidez nuestra R necesita, como si de una catedral se tratara, un contrafuerte que la mantenga erguida. No sabemos su naturaleza, quizá sea mármol o piedra caliza recién tallada, pero vemos como se asienta en un equilibrio no muy consistente y como la inclinación del último elemento empuja hacia atrás la construcción. El contrafuerte recoge por la parte superior las fuerzas excedentes y las descarga hacia el terreno. Ha conseguido tal equilibrio que ni siquiera la naturaleza que la cerca hace peligrar su estado. Los siglos, como en las catedrales, serán testigos de esta obra perfecta.



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