domingo, 24 de abril de 2011

De nuevo Berger

Ya he recomendado con anterioridad la lectura de algún libro del británico John Berger. En esta ocasión voy a recomendar los tres que forman la trilogía De sus fatigas: Puerca Tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag. El título, tomado del evangelio de San Juan: "Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de sus fatigas", hace referencia al mundo campesino y a lo largo de los tres volúmenes retrata y explica los avatares de esta sociedad durante el siglo XX. Quince años dedicó Berger a escribir estos libros; el primero como colección de cuentos o narraciones sobre el campesinado europeo; en el segundo volumen la narración se va complicando con cuentos más extensos y uno, el que da título al libro, que puede considerarse como una novela corta; y el último libro una novela que recoge y muestra el fin de la sociedad agrícola.
Su prosa es limpia, ajustada, sobria y poética. Es difícil ver en su escritura lugares comunes lo que le da un aire de novedad, de estreno, de sorpresa.
Dos aspectos me han impresionado, por un lado la relación con la muerte y los muertos, aparecen como personajes tan importantes como los vivos y por lo tanto son siempre tomados en cuenta; por otro la figura del narrador, nunca se sabe con certeza quién está contándonos, la primera y tercera persona se complementan y no nos importa quién está narrando porque lo que nos atrapa es la sinceridad y justicia de lo que nos muestra.
Os dejo un botón de muestra:

"Para los hombres es diferente; no tienen la misma costumbre de seguir que tienen las mujeres. Los hombres, claro está, también lloran la muerte de sus seres queridos. Marcel, el que secuestró a los inspectores de hacienda, después de la muerte de Nicole ponía flores todas las noches en la mesilla del lado vacío de su cama de matrimonio. Los hombres se sienten abandonados, dejados atrás. Más que llorar, las mujeres se lamentan, y se lamentan por lo que les ha sucedido a sus muertos. Por eso los siguen a través de las tinieblas eternas."

(John Berger, Puerca Tierra, Una vez en Europa y Lila y Flag, Alfaguara.)

lunes, 11 de abril de 2011

Malas Notas 13

Los escritores siempre tratan sobre lo mismo. No sabemos si para aclararse y saber de lo que hablan o para hacernos creer que saben lo que están diciendo.

La ambigüedad en literatura esconde, a veces, la incapacidad de resolver, acertadamente, el conflicto planteado.

No hay mayor fracaso en la vida que fracasar como padre, y no vale como justificación que sea el fracaso más extendido.

Paradoja: Los uniformes no tienen la intención de que aparezcamos como iguales sino de distinguirnos de los demás.

domingo, 10 de abril de 2011

Una R de salón

Esta R está de fiesta. Guirnaldas, colgantes, adornos, bucles, círculos y peanas enmarcan una R consistente, poco llamativa pero enérgica, sobresaliendo sin problemas en una celebración que no le hace sombra.



Un crimen: no conocer a Ibargüengoitia

Sólo hay algo mejor que descubrir a un autor: confirmar en sucesivas lecturas que no sólo fue un acierto sino que era una obligación, una necesidad. En 1974 (¿cómo pude estar tanto tiempo sin leerlo?) este mejicano publicó la novela Dos crímenes. No voy a desentrañar el argumento de la obra  -acaso celebrar la tardanza de los crímenes- porque no hay palabras que les haga justicia. Sin embargo sí quiero comentar que es una novela a la que no le sobra nada y, según mi entender, tampoco parece que le falte; es decir, estamos ante una obra que durante su lectura suspendemos el sentido crítico ya que nada hace que salte la alarma. Los sucesos, los personajes, los diálogos, las sorpresas de la trama se encadenan como las olas, suaves, naturales, inexorables. Llama la atención, en oposición a la mayoría de nuestros escritores, el sentido del humor de Ibargüengoitia, no por lo que dicen sus personajes, ni por como se complica el argumento, sino por como entiende la literatura su autor: es tan importante que sólo una sonrisa nos la hace más llevadera. Lo dicho, tenemos aseguradas unas pocas y seguras horas de placer.

(Jorge Ibargüengoitia, Dos crímenes, RBA)

domingo, 3 de abril de 2011

El quinteto de Brahms

Brahms compuso su obra 115, un quinteto para clarinete, dos vilines, viola y violonchelo, para el clarinetista Richard Mühlfeld. No sabía entonces que sería considerado como una obra maestra para esta formación. El romanticismo y el clasiscismo van de la mano creando una belleza serena, suave y eterna.
Este es el cuarto y último movimiento -con moto- interpretado por el cuarteto de cuerda Arcadia Quartet y el clarinete de Razvan Poptean.


Ex Libris español

Salvador Luna Román era el propietario del libro El refranero de la previsión del que he tomado los refranes de la entrada anterior. En la página cuarta está pegado su ex libris cuyo lema es: "El cariño y la amistad me dan la felicidad". Podemos intuir, por la imagen que aparece, que la amistad y el cariño le viene de los libros y que la felicidad se expresa mediante el paisaje.


Hombre prevenido...

En 1928 la Caja Extremeña de Previsión Social convocó un Certamen  de Mutualismo Escolar y Previsión Infantil en el que José Ruiz Gimeno fue el ganador con un trabajo titulado El refranero de la Previsión, en el que recoge refranes populares, frases sentenciosas y aforismos en los que se ensalza el ahorro y se defiende como doctrina imprescindible para los escolares. De estos entresacamos los siguientes:

Muchas gotitas de cera forman uyn cirio pascual.

Gota a gota se llena la bota.

Ladrillo tras ladrillo, se llega al tejadillo.

Mientras se gana algo, no se pierde todo.

Gota a gota la mar se apoca.

Nadando en la abundancia, hay quien se ahoga.

Quien todo se lo almuerza, ni come ni cena.

De do se saca y no pon, presto se llega al hondón.

Quien echa agua en la garrafa de golpe, más derrama que ella coge.

Deja la fuente por el arroyo, y pensarás traer agua y traerás lodo.

La viejecita que supo vivir, guardó pan para mayo y leña para abril.

Más vale un "por si acaso" que un "¡válgame  Dios!"


(José Ruiz Gimeno, El Refranero de la previsión, Sobrinos de sucesora de M. Minuesa de los Ríos, 1928)

viernes, 1 de abril de 2011

Los aforismos de Bergamín.

José Bergamín junto a sus ensayos y obra poética cultivó el género aforístico. La última colección, que abarca sus últimos veinte años, lleva por nombre Aforismos de la cabeza parlante. Antes de pasar a ver una breve selección me gustaría ofrecer un poema de su último libro Velado desvelo, poema que como todos los suyos nos recuerda un clasicismo hace tiempo olvidado y despreciado.

Mi corazón está muerto
como parecen que están
los árboles en invierno.

Tal vez a su tronco seco
volverá la primavera
a darle verdes renuevos.


El hombre es cruel cuando se apasiona. La mujer no es cruel más que cuando es indiferente.

La humanidad -decía un filósofo de la historia- se ha acostumbrado a contar por siglos. El hombre por minutos. Por eso la humanidad no cuenta nada y el hombre cuenta todo.

Una creencia que no deja lugar a dudas, no es una creencia, sino, más bien, una supersticiosa credulidad.

Para poderles quitar la peluca de la cabeza a los hombres del siglo XVIII hubo que quitarles también la cabeza: guillotinarlos. La guillotina fue consecuencia natural y lógica de la peluca.

El crimen no lo comete sólo el criminal -dice Séneca- sino el que se aprovecha de él; o de ellos, del criminal y del crimen. Parecería entonces que el policía, el fiscal, el juez, el carcelero y el verdugo... Y hasta el abogado y el médico. Y, ni que decir tiene, el periodista. Todos los que ganan su vida de levantar muertos. En una palabra, que quien lo comete, porque lo aprovecha del todo, es la sociedad que lo organiza.

La música nos engaña siempre porque no puede cumplir una palabra que no tiene.

Ver para creer. Oír para dudar.

Le dijo la pulga al mosquito: de menos no nos pudo hacer Dios.

No hay nada que no esté cerca de Dios, decía una santa. ¿Ni siquiera el infierno?

Dios aprieta pero no ahoga. Y también afloja, pero no suelta.


(José Bergamín, Aforismos de la cabeza parlante, Turner, 1983)