Los relatos de Jhumpa Lahiri son retratos de familia. Son familias norteamericanas de padres bengalíes e hijos nacidos en el nuevo país. El cabeza de familia suele ser profesor o ingeniero, la madre ama de casa y defensora de una tradición que dejaron a miles de kilómetros, los hijos estudiantes de las mejores universidades del estado; en resumen una familia de clase media alta que se puede permitir volar varias veces al año a su país de origen. Pensando en esta familia uno puede creer que sus tribulaciones son poco atractivas. El que así piense se puede perder el placer de leer uno de los libros más bellos escritos en los últimos años. Tierra desacostumbrada es un libro de relatos, en su primera parte, donde vemos desplegarse ante nosotros variaciones sobre un mismo tema: la familia bengalí en Estados Unidos. Pero estas familias no son sino el reflejo de cualquier familia, de la nuestra misma, donde dominan los silencios, las verdades a medias, el amor, la conveniencia, la identidad, las dificultades para comunicarse y relacionarse las generaciones. Y todo contado sin levantar la voz, sin aspavientos, dejando fluir las situaciones comunes de todas las familias y entreviendo al fondo las consecuencias inexorables, haciendo que nos identifiquemos, que nos veamos reflejados y por lo mismo cuestionados. La segunda parte del libro es una pequeña novela formada por tres capítulos que nos cuenta la historia de dos hijos de familias parecidas a las anteriores. En tres momentos y desde distintas perspectivas vemos las vida de los dos protagonistas, como se unen y se separan, como evolucionan y como siguen cada uno su camino antes de que por última vez se encuentren. Hace años que no leo un final tan perfecto, dos oraciones, veinte palabras bastan para sobrecogerte y reconocer que lo que acabas de leer no es un libro cualquiera.
(Jhumpa Lahiri, Tierra desacostumbrada, Salamandra, 2010)
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