Mientras David Grossman escribía su novela La vida entera tuvo la noticia de que su hijo Uri acababa de morir en un enfrentamiento militar en el Líbano. El libro trataba precisamente de la manera de conjurar la muerte del hijo de los protagonistas en los enfrentamientos entre judíos y palestinos. Ahora nos presenta un libro, Más allá del tiempo, que no es sino un llanto por la pérdida del hijo, un homenaje al dolor irresistible de la ausencia de quien menos se puede esperar y más se teme. Más allá del tiempo no es una novela, no podría serlo, es un poema con muchas voces y todas doloridas. El hombre, su mujer, el cronista y la suya, el duque, una mujer en el interior de una red, la comadrona, el centauro, un profesor de matemáticas y el zapatero son los personajes que Grossman utiliza para componer un inmenso poema a la memoria de su hijo. Él ya no puede volver pero si puede y debe ser bien llorado. Es un libro imprescindible para solidarizarse con el dolor y odiar, aún más, a la muerte. Como muestra os dejo uno de los pequeños poemas que lo forman.
Murió en agosto, y cuando ese
mes llegó a su
fin,
yo no hacía más que pensar, ¿cómo voy a poder
pasar a septiembre
quedándose él
en agosto?
(David Grossman, Más allá del tiempo, trad. Ana Mº Bejarano, Lumen, 2012)
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