La anterior entrega de los clásicos estaba dedicada a Remy de Gourmont, a él debemos también la difusión de los escritos de un compatriota olvidado: Antoine de Rivarol. Nacido en 1753 de origen burgués,clase social a la que detestó, se apropió de título nobiliario y se hizo llamar "conde de Rivarol". Vivió la Revolución Francesa pero, siempre desconfiado, se exilió en 1792 con la certeza de que la burguesía en el poder sólo podía descomponer la sociedad. Amigo de Chamfort siguió sus pasos literarios y escribía sus pensamientos en hojas sueltas que guardaba en una bolsa que siempre llevaba consigo y constituía su tesoro. Pero además, como los grandes ingenios, era todo un personaje que se prodigaba en la sociedad francesa satirizando y burlándose de sus contemporáneos. Así surgió "Ravirolianas", pequeñas escenas humorísticas en que arremetía contra su interlocutor dejando una muestra de su ingenio y espontaneidad. Murió en 1801.
Hay que matar el orgullo sin herirlo, pues si lo herimos no muere.
El silencio nunca ha traicionado a nadie.
¡Para amar suficiente hay que amar demasiado!
Los filósofos son más taxidermistas que médicos: disecan y no curan.
La gloria no es más que humo, estoy de acuerdo, pero el hombre no es más que polvo.
Las zarzas cubren el camino de la amistad cuando no se transita demasiado.
¿La eternidad? Sin duda me encantará; uno entra en ella tumbado.
Un día, se encontró al filósofo Florián; éste caminaba delante de él con un manuscrito saliéndosele del bolsillo. Lo abordó y le dijo:
-¡Ah! Señor, si no lo conocieran, le robarían.
Un fatuo, que además era bastante feo, se jactaba delante de él:
-¡Las mujeres siempre han quedado satisfechas de mí!
Rivarol replicó:
-Exceptuando a su señora madre.
Cuando supo que el obispo de Toulouse se había envenenado, dijo:
-Se habrá tragado alguna de sus máximas.
Al enterarse del asesinato de Marat a manos de Charlotte Corday:
-Compadezco a Marat -dijo Rivarol-. ¡Qué mala suerte tuvo...! ¡Para una vez que tomaba un baño!
Sobre el obispo Autun, monstruosamente gordo:
-Fue creado y traído al mundo para demostrar hasta dónde puede llegar la piel humana.
(Antoine de Rivarol, Pensamientos y rivarolianas, traducción de Luis Eduardo Rivera, Periférica, 2006)
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