Estas notas tienen como origen un reciente viaje a Praga y surgieron a la vista de las imágenes que las ilustran.
La escritura como testimonio del horror. 80000 nombres cubren las paredes de la sinagoga Pinkasova de Praga. En rojo, negro y dorado, organizados por las localidades de origen y en riguroso orden alfabético, los nombres de los 80000 judíos de Praga y su entorno que sufrieron la barbarie nazi forman el libro más sobrecogedor que pueda ser leído. Te mueves entre sus paredes incrédulo y espantado. Pero también la escritura como reparación, como resistencia al olvido.
Imagen de la muerte: Así es la muerte, desordenada, caótica, fantasmal, acumulando recuerdos, superponiendo destinos, abriendo veredas que pronto se cierran. El tiempo, aliado de la muerte, borra los nombres, destruye la piedra, derriba la vida y mezcla las historias hasta ayer lloradas. La lluvia y el viento nos iguala en la nada.
Su razonamiento era sólido, sus argumentos consistentes, su sintaxis aplastante; pero los años, que todo lo pueden, horadaron su mente y ventilaron todas sus convicciones.
Todos los museos del mundo tienen algunas obras maestras; pero cuántos no las cambiarían por un solo Velázquez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario