Esta R (minúscula) formada por una cinta que se curva y pliega, se duplica y sombrea, enarbola como signo de victoria una rama que no reconocemos. ¿Sobre qué otra letra ha triunfado? ¿Qué carácter se ha visto humillado? ¿Es suficiente para ser considerada a partir de ahora una letra mayúscula? Esto sólo lo sabe Juan de Yciar, su diseñador, pero parece ser que murió allá por el 1572 y creemos que nunca nos podrá sacar de dudas. Se publicó en Zaragoza dentro de El sutil arte de la escritura manual.
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