Teju Cole ha escrito un libro importante. Ciudad abierta es una primera novela donde es difícil buscar esos errores que aparecen en los estrenos literarios. Cole, nacido en Estados Unidos aunque criado en Nigeria, nos invita a un paseo por la ciudad de New York y nos la muestra con una mirada muy particular. En sus paseos, como psiquiatra residente en un hospital, nos enseña una ciudad en la que no reparamos, nos muestra aquello que se esconden en sus rincones y, lo que es más importante, todo lo que evoca, lo que hace aflorar en los parques y en las esquinas. Pero junto a este viaje geográfico nos sumerge también en un viaje personal donde descubrimos su vida y la de quien le rodea o importa. Así vamos saltando de historia en historia, como si la vida no fuera sino una sucesión de historias, unas vividas, otras escuchadas y otras aprendidas. Como toda ciudad tiene ese barrio que no queremos cruzar y al que hacemos desaparecer del plano, también la vida tiene ese momento que queremos ocultar y que si no fuera porque siempre hay alguien que en algún momento nos lo recuerda creeríamos que no ha sucedido. Nuestro protagonista también tiene cosas de las que arrepentirse. En cuanto a la prosa Teju Cole consigue a la vez una escritura limpia y densa. No nos cuesta ningún trabajo la lectura pero vamos reconociendo que cada palabra tiene su importancia y que nada es superfluo. De vez en cuando nos sorprende con explicaciones propias de un guía o de un maestro pero para nada se rompe el ritmo de la novela, incluso nos sentimos agradecidos por la enseñanza. Ya tenemos otro autor al que seguir.
(Teju Cole, Ciudad abierta, trad. Marcelo Cohen, Acantilado, Barcelona, 2012)
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