Algo más gruesa que la cinta que le precede nuestra R también consta de tres franjas: blanca, negra y blanca. Sin embargo no es uniforme, se ensancha o estrecha la franja central según el lugar de la letra, manteniendo su dimensiones las líneas blancas. Como toda cinta, está destinada a curvarse, hasta lo que serían los cortes, cuatro en este caso, se redondean en los extremos. Y qué decir de la cinta que la avasalla y empuja robándole el centro que se merece. Podemos seguirla entrando y saliendo sobre sí misma pero sin provocar el nudo fatídico, girando con suavidad y sin esfuerzo. Cinco motivos, como cinco pares de alas, completan los espacios que dejan la animadversión milenaria entre curvas y rectas.
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