domingo, 17 de febrero de 2013

La biblioteca del Kaiser

También los emperadores a pesar de su mal genio quieren señalar los libros de su biblioteca. Este es el caso de Guillermo II último emperador de Alemania y rey de Prusia. No sabemos nada de sus lecturas aunque, por el ex-libris, sí de sus encuadernaciones. La estancia debía oler a piel envejecida, a papel antiguo y a pergamino. Una banda nos impide olvidar que con él se acabó el imperio alemán y el estado prusiano, y que, como consecuencia, dio lugar a la peor pesadilla del siglo XX. Su megalomanía queda patente. La corona, el escudo imperial y el collar aplastan y apartan la cultura, representada por volúmenes que serían la envidia de cualquier lector no tan aristócrata. El grabado es obra del artista Emil Doepler.



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