domingo, 28 de octubre de 2012

Contra Europa

No es la primera vez que hablamos de la imagen que tenemos de los demás. En una entrada anterior vimos como se las gasta el refranero cuando tiene que hablar de los vecinos. No hay pueblo, ciudad o territorio que salga bien parado de lo que dicen de él las poblaciones limítrofes. Ahora que estamos en un mundo casi sin fronteras no estaría mal que conociéramos lo que nuestro refranero opina de países con los que formamos, no sabemos si para bien o para mal, una comunidad de intereses económicos. José Esteban, ya conocido por otras entradas, nos ofrece una colección de refranes y algunas canciones sobre pueblos europeos en su Refranero contra Europa. Que ustedes lo disfruten y recuerden a la hora del telediario.

El francés bien canta después de mojar la garganta.

El gabacho cada día borracho.

Con el franchón, poquita conversación.

A cada santo su Padre Nuestro; pero a San Roque no más que medio; que para santo francés bastante es.

Aprendiz de Portugal, no sabe coser y quiere cortar.

A uso de Portugal: tres borricos encima de un animal.

Valentía de portugués, que contra uno se juntan tres.

Ni ajo dulce, ni tudesco bueno.

Con ingleses ni a partir nueces; la carne se comerán y las cáscaras te dejarán.

Inglés, pirata es.

La pregunta del inglés, que pregunta lo que ve.

Génova la bella, mar sin pescado, montes sin leña, hombres sin conciencia, mujeres sin vergüenza.

Hay tres higas en Roma: una para el que está en la mesa y espera que le digan que coma; otra para el que le dan y no toma y otra con ellas, para el que cabalga sin espuelas.


(José Esteban, Refranero contra Europa, Almarabu, 1996)


sábado, 27 de octubre de 2012

Máximas de La Rochefoucauld

Francois de La Rochefoucauld es junto a su compatriota Chamfort y al alemán Georg Christoph Lichtenberg, uno de los grandes aforistas clásicos. El género le debe parte de su reputación y mucho del estilo. Su visión del mundo no puede ser más negativa pero la arropa de la gracia de una prosa medida y comedida. La paradoja es su gran arma y la economía del lenguaje su proeza. Sus temas no podían ser otros que los universales que ya otros pensadores habían tratado. No es original pero a veces parece único. Rochefoucauld (1613-1680) resumió su pensamiento en poco más de seiscientas frases para nuestra alegría y disfrute. La obra de este representante de la nobleza francesa más antigua, publicada por primera vez cuando contaba con cincuenta y un años, nos llega en traducción de Carlos Pujol, de quien ya hemos seleccionado también algunos de sus aforismos en estas entradas. Confío que esta muestra provoque la necesidad de conocer todos sus pensamientos. Verdaderamente lo merecen.

Una modalidad de la afectación consiste en decir que nunca se es afectado.

Lo que más generosamente damos son consejos.

Los defectos del entendimiento aumentan con la vejez, como los de la cara.

La manera más segura de ser engañados es creernos más astutos que los demás.

Se habla poco cuando la vanidad no hace hablar.

La gloria de los grandes hombres siempre ha de medirse por los medios de que se han servido para adquirirla.

 La adulación es una falsa moneda que sólo circula gracias a nuestra vanidad.

Es más fácil parecer digno de los cargos que no se tienen que de los que se ocupan.

La esperanza, por engañosa que sea, sirve al menos para conducirnos al final de la vida por un camino agradable.

En amor hay dos clases de constancia: una se debe a que encontramos sin cesar en la persona amada nuevos motivos de amarla, y la otra se debe a que nos enorgullece ser constantes.

Cuando los vicios nos abandonan, abrigamos la ilusión de ser nosotros quienes les abandonamos.

Lo que nos atrae en las nuevas amistades, más que el cansancio que nos producen las antiguas o el placer de cambiar, es la contrariedad de que no nos admiren lo bastante aquellos que nos conocen demasiado, y la esperanza de ser admirados por los que no nos conocen tanto.


(Francois de La Rochefoucauld, Máximas, traducción de Carlos Pujol, Edhasa,1994)

domingo, 21 de octubre de 2012

Malas Notas 32

El adjetivo avaro necesita una tilde, ávaro, que lo enfatice.

De todas mis aficiones, y han sido muchas en mi vida, la única que ha perdurado ha sido la lectura. Posiblemente también sea la culpable del olvido de las restantes.

El rugido del mar fue la sinfonía de la creación.

En una ocasión una bella muchacha le dijo que lo veía muy prudente, y él se lo tomó como un halago. Sin embargo cada vez que la volvía a ver no podía dejar de pensar si ella se lo dijo como reproche.

Lloramos de rabia, de ira y de dolor. Lloramos por la muerte, por la ausencia o el olvido. Lloramos con miedo, sin pudor, lloramos hacia el fondo y hasta siempre. Pero no hay llanto más desolado que el que nos mana desde la tristeza.

Un hacha ridícula

El señor Domkár no tiene solución. Por más que amenace y empuñe el hacha afilada no le podemos creer. Sus libros le delatan. Bien encuadernados, con cubiertas en piel y nervios bien definidos se dejan caer sobre las inclinadas tapas de un libro que parece ofrecerse para el descanso. Por delante, y abierto en canal, un libro con las hojas en blanco espera las reflexiones y pensamientos del señor Domkár. ¿De qué batallas y aventuras tendrá que salir para dedicarnos unas palabras? El señor Domkár tiene desde 1942 un ex-libris, de Otakar Stalfl, que lo desenmascara.


Una R con corazón


Esta R tiene el corazón desbocado, lleva el corazón en la boca y nos pone el corazón en un puño. De todo corazón os digo que se me encoge el corazón cuando la veo, que se me hiela y rompe el corazón que me han robado. Esta R es todo corazón y si la ponemos al sol tendremos un corazón de oro, un corazón dorado. Abridle el corazón, amigos, a esta R, mostraros con el corazón abierto. Esta R es, sin duda alguna, la reina de corazones. 





Un mundo aparte

Recomendar un libro que ya lo ha sido por Bertrand Russell, Albert Camus o Jorge Semprú no tendría ningún mérito sino fuera porque acaba de publicarse en España y su primera edición, en Inglaterra, fue hace sesenta y un años. Un mundo aparte del polaco Gustaw Herling-Grudzinski (1919-2000) nos cuenta los dos años que pasó en los campos de prisioneros soviéticos. Huyendo de su país, y como hombre de izquierdas, en 1940 busca asilo en la patria socialista, pero una vez cruzada la frontera es acusado de espía y sentenciado a permanecer en un campo de prisioneros. En su libro nos hace un recorrido completo por el descenso a los infiernos que suponía el internamiento: los juicios arbitrarios, el trabajo forzado, las auto mutilaciones, la enfermedades, las visitas, el miedo nocturno, las violaciones, el mortuorio, la traición y, sobre todo, el hambre. Un hambre presente a todas las horas del día, un hambre con la que se traficaba, un hambre que provocaba delaciones, que estaba en guerra abierta con el trabajo en condiciones inhumanas, un hambre, en fin, que comía, literalmente, por dentro a los prisioneros. Lo que más sobrecoge es la similitud con lo que estaba ocurriendo en los campos de concentración alemanes. Si no fuera por los pueblos donde se emplazaban estos campos y por los ejércitos que los vigilaban, muy bien se podrían intercambiar las situaciones: los mismos barracones helados, las mismas comidas exiguas, los mismos insultos y castigos, la misma esclavitud en el trabajo, la misma degradación y, para muchos, el mismo final. Si pudiéramos olvidarnos de lo que nos está contando reconoceríamos que es un libro magistralmente escrito, su prosa es exacta, sus descripciones certeras, sus reflexiones nunca son gratuitas. Quizá sea el estilo tan depurado lo que nos impide gritar a cada momento lo monstruoso que es cuanto estamos viendo y viviendo por su palabras.

(Gustaw Herling-Grudzinski, Un mundo aparte, Libros del Asteroide, 2012)

domingo, 14 de octubre de 2012

¿Quién no tomaría un café con Bach?

Junto a las cantatas religiosas de Johann Sebastian Bach, unas doscientas, sólo compuso quince de tema profano. Una de ellas la Cantata del café, como indica su nombre, es una celebración de la excitante y tentadora bebida. Nunca una bebida ha tenido un promotor más importante y ha sido celebrada de forma más extraordinariamente. ¿Quién resistiría a la invitación de una taza mientras escucha su música? ¿Quién no perdona su amargor bajo la influencia de la flauta? ¿A quién le importa la vigilia acompañado de tan maravillosas notas? De los cinco movimientos, ofrecemos la segunda aria en la interpretación de Clarina Bezzola con la Orquesta de Cámara de Zurich.

Oh! qué dulce sabor del café,
más delicioso que mil besos, 
más suave que el vino moscatel.
Café, necesito un café, 
si alguien me quiere regalar,
entonces, que me sirva un café.



Metarrefranes

No nos es desconocido que dentro del refranero hay refranes que hablan sobre ellos mismos. El propio refranero se encarga de ensalzarse, de manifestar su veracidad, de loar su importancia. Es tan grande su poder que hasta los que no comparten esta supremacía se ven obligados a recurrir al refrán para su discurso. Así encontramos refranes, pocos, que hablan mal del género y sobre todo de los que lo utilizan sin medida ni oportunidad. Seleccionamos doce entre los registrados por José de Jaime Gómez y José Mª de Jaime Lorén en un artículo de la revista Paremia.

Anda la cabra de roca en roca, como el refrán de boca en boca.

De refranes y cantares tiene el pueblo mil millares.

En tus apuros y afanes, pide consejo a los refranes.

Hombre refranero, hombre de poco dinero.

Hombre refranero, poca carne en el puchero.

La persona que es curiosa, tiene un refrán para cada cosa.

Más despreciable que refrán que no corre.

No hay mejor refrán, que buen vino y buen pan.

Para comer, el pan; para sentenciar, el refrán.

Quien de refranes se sirve para salir del paso, es mejor dejarle salir y no hacerle caso.

Quien refranes no sabe, ¿qué es lo que sabe?

Refranes que no sean verdaderos y febreros que no sean locos, pocos.


(José de Jaime Gómez y José Mª de Jaime Lorén, Autocrítica paremiológica. Los refranes españoles enjuiciados por el refranero, Revista Paremia nº 4, 1995)

La lógica de Benjamín Prado

Con Pura lógica de Benjamín Prado nos volvemos a encontrar con un libro de aforismos que en muchos casos no fueron pensados como aforismos. Tenemos a un editor, Julio César Galán, que ha rebuscado entre la obra de Prado a la caza de sentencias a la que aplicar el calificativo de aforismos. Prado, que ha aportado  un buen número de textos, estos sí, escritos como aforismos, sólo le ha prohibido el uso de versos sueltos de sus poemas para este antología, pensando, en buena lógica, lo fuera de lugar de esa pretensión. Con estas premisas es explicable lo irregular del libro, junto a aforismos que actúan como tales nos encontramos textos de un esquematismo exagerado para el género. La falta de matiz es demasiado evidente y nos hace pensar que la frase elegida formaba parte de todo un discurso que, o bien explicaba su significado, o bien, con ella, concluía una argumentación. En cuanto a los temas que más le preocupan están, sin duda, los propios del género y tratados, como es normal, de más de una forma. El paso del tiempo y los proyectos, el camino y la distancia, el miedo y los recuerdos se suceden cíclicamente ofreciéndonos distintas perspectivas y abriéndonos diversos senderos por donde transitar. Os dejo una selección de estos 500 aforismos.

Lo que no ha sucedido también tiene su historia.

El dinero cambia de manos pero no de dueño.

Leer es recordar lo que no ha sucedido.

Perderse es inventar otro camino.

No hay mayor derrota que no tener nada que perder.

 Aprender es descubrir, saber es recordar.

Sobrevivir es irse haciendo del tamaño de las circunstancias.

Buena memoria y malos recuerdos, ésa es la peor combinación que existe.

Cuando alguien no tiene nada que darte te ofrece el futuro.

Los relojes son sólo los suburbios del tiempo.

Los poderosos son los que dan las órdenes a los que mandan.


(Benjamín Prado, Pura lógica, Hiperión, 2012)

martes, 9 de octubre de 2012

Malas Notas 31

Al visitar una casa y mirar entre sus libros, por pocos que veamos, siempre encontraremos uno que nos gustaría poseer; más aún, por algunos seríamos capaces de propiciar el descuido del propietario para robarlo impunemente.

Con cada nuevo libro que empezamos a leer no sólo iniciamos una nueva aventura, sino que nos transformamos en un aventurero distinto.

No siempre una mentira es un engaño, puede ser, a veces, una ficción.

"Pijo" es el único insulto, que yo conozca, que algunos se lo toman como un halago.

Con el baile me pasa lo mismo que con  la religión, no me importa que los demás lo practiquen, lo que me jode es que me lo quieran imponer.

Bibliotecas médicas

Ladislav Labohý (1893-1976) médico internista checo hace una declaración de principios en el ex-libris que su compatriota Otakar Stáfl le diseña en 1941. En el centro, y como único elemento con color, un corazón que requiere ser tratado. Junto a los remedios naturales, la digitalia, la milenrama y la abeja, el instrumento más temido por los niños, la amenazadora jeringuilla, y cerrado, pero presente, el vademécum, compendio de las ciencias médicas. Deseamos que sus pacientes guardaran buen recuerdo de un médico que se nos hace grato por su indiscutible amor por los libros.




Una R sicodélica

Cierren los ojos, coloreen las espirales en tonos estridentes, háganlas girar en distintos sentidos y estarán rememorando los efectos especiales de nuestra televisión cuando sólo era ella y la música se acompañaba de pantalones campana. Nuestra R además está embarazada, orgullosa de contribuir, con su familia numerosa, al desarrollo de España, aquella que fue única en la desolación, grande en la miseria y libre de la cultura. No sé por qué esta letra me retrae a la infancia donde las sillas de anea se cambiaron por las de rejilla sin ganar en confort y perdiendo resistencia. Decididamente esta R también es de recuerdo.



sábado, 6 de octubre de 2012

Un madrigal para la gran partida

La voz es sin duda el mayor instrumento musical. Así cuando escuchamos un madrigal podemos decir que estamos escuchando un quinteto. Las voces, como los instrumentos, se complementan, se superponen, se hacen eco, coinciden y vuelven a separarse. Claudio Monteverdi (1567-1643) compuso nueve libros de madrigales y el cuarto de ellos, publicado en 1603, lo inicia con un poema de Gian Battista Guarini ( "Ah! dolente partita! / ah, fin de la mía vita! ..."), sobre la despedida poco antes de la muerte. Las voces que sabemos en la tierra, justo antes del gran adiós, se nos representan por momentos como la materialización de un coro de ángeles dando la bienvenida a un más allá, en este caso, verdaderamente armonioso. El creador de la ópera nos deja en este madrigal una muy buena muestra de su maestría con las voces. La interpretación está a cargo del coro Entrevoces de La Habana, dirigido por Digna Guerra Ramírez.



 

Refranes entresacados

Dentro de la bibliografía de los refranes se suelen encontrar muchos libros que presentan selecciones sin hacer referencia al origen de los mismos. No sólo no nos informan del lugar de su recopilación sino que ni tan siquiera citan el o los libros que han utilizado para su elaboración. Sin embargo estos libros tan poco comunicativos también tienen sus alegrías. A veces nos recuerdan refranes que teníamos olvidados, otras nos dan una interpretación hasta entonces desconocida y las más de las veces nos hacen fijarnos en aspectos que en lecturas anteriores habíamos omitido. Otra ventaja, no menos importante, es que ayuda a memorizar refranes con los que podemos sorprender en alguna conversación. La siguiente selección está publicada en el Diccionario de aforismos, proverbios y refranes y confío en que alguno cumpla con las consideraciones arriba indicadas.

Cuando nace la escoba, nace el asno que la roya.

Administrador que administra, y enfermo que se enjuaga, algo traga.

Amar y no ser amado, es un tiempo mal empleado.

Amor de asno, coz y bocado.

A barba de necio aprenden todos a rapar.

Lo que la loba hace, al lobo le place.

El que quiere a la col, quiere a las hojas de alrededor.

Pescador que pesca un pez, pescador es.

A bien te salgan, hija, esos arremangos.

Alguno está en el escaño, que a sí no aprovecha y a otro hace daño.

Fortuna te dé Dios, hijo, que el saber poco te basta.

Este nuestro hijo don Lope, ni es miel, ni hiel, ni vinagre, ni arrope.

Arcaduz de noria, el que lleno viene, vacío torna.

La purga de Fernando, que desde la botica estaba obrando.


Diccionario de aforismos, proverbios y refranes, Madrid, Fernando Plaza del Amo, 1991).