Según veamos el año, desde el solsticio o desde el equinoccio, ya habremos cumplido un trimestre o estaremos inaugurándolo. Según el cómputo actual es el crecimiento de los días lo que cuenta a la hora de determinar su inicio; según los romanos, el renacer de la naturaleza era la prueba del inicio de un nuevo ciclo. Así que marzo era el primer mes de su calendario. Tan cercano a las labores de cultivo y tan importante su climatología para el buen año agrícola, desde siempre se ha mirado este mes hacia el cielo para descubrir o avanzar lo que les esperaba. El refranero, como fiel notario, ha recogido las certezas, augurios o supersticiones meteorológicos. Veamos en esta ocasión algunos de ellos, entresacados del Refranero agrícola español de Nieves de Hoyo Sancho.
Marzo tiene la llave del año.
Marzo marceador, de noche llueve y de día hace sol.
Marzo marzuelo, un día malo y otro bueno.
Marzo marceador, un día malo y otro peor.
Pascua en marzo, señal de mal año.
Pascua marcelina, hambre canina.
En marzo calor temprano, es paro los campos sano.
Marzo, malo o bueno, el buey a la hierba y a la sombra el perro.
En marzo el sol riega y el agua quema.
Marzo de lluvias cargado, año muy desgraciado.
Agua de marzo, peor que la mancha en el paño.
Niebla de marzo, helada en mayo.
Nieblas de marzo, aguas de abril y heladas de mayo, aseguran el año.
Si marzo truena, cosecha buena.
Años que deben ser en frutos buenos, a fin de marzo nos lo anuncian truenos.
(Nieves de Hoyo Sancho, Refranero agrícola español, Madrid, Ministerio de Agricultura, 2006)
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