jueves, 2 de septiembre de 2010

Luis Sepúlveda, Chejov y el refrán castellano

En la entrada del día 23 de agosto comentaba la similitud entre un cuento de Chéjov y el refrán castellano que tratan del envío de una carta cuya dirección hace imposible su entrega.
Este motivo me ha vuelto a asaltar durante la lectura del libro de Luis Sepulveda Patagonia Express.
En el capítulo noveno de la tercera parte nos habla de Klaus Kucimavic (Carlitos Carpintero), supuesto físico que había descubierto con mucha antelación (1980) el agujero de la capa de ozono y del que había advertido por carta a varias universidades europeas. Comprobada por la Nasa sus afirmaciones una organización decide concederle el Premio Nobel Alternativo de Física. Sin embargo son inútiles los intentos de localización porque en las cartas que había enviado sólo aparecía como remite Provincia del Chubut, Argentina.
Hay que saber que esta provincia tiene más de 220.000 Km2 y 537.000 habitantes.
Si en la entrada anterior hablábamos de la burla, en el caso del refrán, y la inocencia, en el cuento de Chéjov, como desencadenantes del motivo de la carta sin dirección; en el caso de Sepúlveda no sólo cambia de destinatario a remitente el sujeto de la omisión sino que podemos hablar de que lo que nos sugiere esta variación es la astucia del físico para no ser localizado.
(Luis Sepúlveda, Patagonia Express, Tusquets)

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