lunes, 6 de septiembre de 2010

Córdoba y los cordobeses en el refranero.

Un apartado en todos los refraneros son los refranes dedicados a las localidades y sus habitantes. Como es inmemorial, el miedo a lo ajeno, a lo extraño, a lo distinto, a lo diferente, en suma, al otro, es algo que no podemos superar. En los refranes, la mayoría de las veces, cuando se dice del pueblo vecino es para decir mal, para burlarse, como si con la burla se consiguiera el perdón y el reconocimiento propio, cuando deberíamos saber que fuera se dice lo mismo de nosotros.
Nuestra ciudad no podía ser ajena a esta tradición, y por el número y calidad de los insultos podríamos pensar en que también seríamos, por lo mismo, envidiados.

A quien Dios quiere mal, en Córdoba le dio un lugar.

Convite de cordobés: Vuestra merced ya habrá comido y no querrá comer.

Córdoba, cordobeses; aguas frías, mujeres calientes; caballos corredores, hombres traidores; los de caballo, mas no los peones.

Cordobés, falso y cortés.

El juego del Potro: mientras yo hurto a éste, hurta tú al otro.

Lo que dice el cordobés, entiéndelo al revés.

Más desgrasiao qu'er Postigo e San Rafaé, que tos se cagan en é.

Quien en Córdoba a de morar, ha de poder cavar y arar, cabalgar a la jineta y vivir a la falseta y oír, ver y callar.

Los cordobeses tienen la Verdad en el Campo- o en el Matadero-; la Salud, en el Cementerio; la Caridad, en el Potro, y el Punto en un Cuerno.
(El matadero está, efectivamente, en el barrio del Campo de la Verdad; el Cementerio de la ciudad lleva por nombre el de la Virgen de la Salud; el hospicio de la Caridad estaba en la plaza del Potro; y el Punto es un espacio dentro de la catedral donde se celebraban misas en punto y que tenía encima un colmillo de elefante al que llamaban el Cuerno.)


(Gabriel María Vergara Martín, Refranero geográfico español, Hernando).

1 comentario:

  1. Interesante, sobre todo la última.
    Echo de menos aquellos que mencionan al "guardia del Realejo" y compañía

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