viernes, 20 de septiembre de 2013

Danza alemana de Schubert

Con sólo dieciséis años Franz Schubert (1797-1828) compuso para cuarteto de cuerda Cinco danzas alemanas D 89. Poco antes había dejado el colegio del Coro Imperial de Viena, debido a la muerte de su madre, y había seguido estudios de composición con Salieri. Un año después dejaría también estos estudios para ejercer de maestro en la escuela de su padre. Afortunadamente la enseñanza no le cautivó y decidió ganarse la vida con la música. Admirador de Beethoven asistió a su entierro y, se cuenta, en una cervecería brindó por el maestro y por el próximo de los asistentes que le siguiera a la tumba. Tuvo la desgracia de que el brindis recayera en él mismo muriendo un año más tarde con sólo treinta y un años. La belleza que alcanzó su música ya estaba presente en la composición que vamos a escuchar, la primera de estas danzas. En cinco momento se divide la pieza; se inicia con la danza propiamente dicha y ésta se va a repetir en el centro y al final de la obra; la alegría y la fiesta están presentes e invitan al baile, nos encontramos en una verbena bulliciosa donde las voces se alzan saludando y felicitando a los concurrentes. De pronto, entramos en el segundo y cuarto momento, parece que la orquesta hace un descanso y todo se vuelve íntimo, evocador; las palabras, suaves, mueven a la confidencia, los demás desaparecen y la pareja se promete el amor y la felicidad.



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