El ilustrador alemán Bernhard Wenig (1871-?) perteneciente al movimiento del Art Nouveau y conocido por sus diseños textiles, dibujó en 1899 este ex-libris para el escritor Jakob Wassermann, autor entre otras obras de la famosa novela Kaspar Hauser sobre el niño salvaje encontrado en 1828, con unos dieciséis años, en la ciudad de Núremberg. No podemos afirmar que lo representado pertenezca a algún motivo o secuencia de la obra de Wassermann, lo desconocemos, pero sí que encaja con el ideal y estilo artístico de frontera entre los siglos XIX y XX. Los marcos curvos, las lineas bien definidas, los motivos naturales e idílicos, forman una estampa propia de un mundo, que no reconocemos o identificamos con el arte de la ficción. Destaquemos las lañas que unen las piedras de una de las columnas, la lira cincelada en el pretil y el anagrama del artista.
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