El nombre de José María Sbarbi (1834-1910) estará unido para siempre a los estudios sobre el refranero español. Es sin duda el estudioso que más ha llegado a saber sobre refranes, el que más ha buceado en las bibliotecas españolas en su busca y el que más ha publicado para nuestro disfrute. Sin embargo su obra más querida no vio la luz mientras estaba con vida. Recopiló materiales para lo que sería el gran refranero español donde no se limitaba a transcribir los refranes sino que todos llevaban su glosa y establecía las relaciones entre ellos. A su muerte fue su sobrino quienes agrupó los materiales siguiendo el orden alfabético de las palabras clave con lo que acabó convirtiéndose en el Gran diccionario de refranes de la lengua española. No sabremos nunca qué le parecería al tío el trabajo de su sobrino, pero lo que sí sabemos es que a los amantes de la paremiología este Diccionario es una obra imprescindible e inagotable.
Hemos entresacado de entre los miles de refranes estos catorce que se refieren a Dios, tema tan querido para nuestro autor que se ordenó sacerdote en 1857.
Al que Dios quiere para rico, hasta la mujer le pare hijos de otro.
Cuando Dios da para Vicente, da para el vecino de enfrente.
Cuando Dios quiere, con todos los aires llueve.
Da Dios almendras a quien no tiene muelas.
Da Dios mocos a quien no tiene pañuelos.
Da Dios pañuelo a quien no tiene narices.
De menos hizo Dios a Cañete, que de verdugo lo hizo corchete.
Dios es omnipotente, y el dinero su teniente.
Dios me ponga donde lo haya, que yo lo sabré alcanzar.
¡Dios mío, santos, mas no tantos!
¡Dios mío! - Y de los otros tío.
Dios te dé salud y gozo, con casa, corral y pozo.
No hay más amigo que Dios y un duro en la faltriquera.
¡Plegue a Dios, Matea, que este hijo nuestro sea!
(José Mª Sbarbi, Gran diccionario de refranes de la lengua española, Joaquín Gil, Buenos Aires, 1943)
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