En 1895 el hispanista francés Foulché-Delbosc publicó una colección de refranes que había recogido, principalmente en Constantinopla, de boca de judíos de origen español. Como él mismo dice, muchos de estos refranes tienen origen español, pudiéndose localizar en refraneros de la época. Sin duda estos proverbios forman parte de la historia de nuestra península y de nuestra lengua.
A pregunta necia, orejas de mercader.
Cagajones y membrillos son amarillos.
Desea la preñada nieve tostada.
El Dio nos guarde este señor, no se vaya él y venga un peor.
El rey se echó con mi madre: a quién me iré a quejar?
La labor de la Judía, afanar de noche y folgar de día.
Madrastra? El nombre ya le basta.
Más vale ser cornudo que no lo sepa ninguno, que sin serlo, pensarlo todo el mundo.
No llames a tu hija Bella, hasta que no quita sarampión y viruela.
Pan caliente con aceite.
Quien en el caldo se quemó, en el yogurt asopló.
Quien más no puede murir se deja.
Si los tuyos te asan, no te comen, y si te comen, no por entero.
Si sabéis lo que tengo en la halda, vos do un racimo.
Si tu mujer te dice que te eches del tejado abajo, roga que sea bajo.
Vestidos emprestados no calientan.
Yo que esté caliente y que me se rían la gente.
(R. Foulché-Delbosc, 1313 proverbios Judeo-Españoles, Obelisco)
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