miércoles, 18 de agosto de 2010

Canetti en los años cuarenta

A principios de 1942, y para escapar del monumental trabajo que se había planteado con Masa y Poder, Canetti empezó a escribir los primeros aforismos y anotaciones. Esta válvula de escape, como él reconoce, se transformaría en una pasión que no dejaría hasta su muerte. Durante la década de los cuarenta escribió entre otras cosas:

Una guerra que no se haga únicamente con armas espirituales me repugna. El contrincante muerto no da testimonio más que de su muerte.

A quien hemos visto dormir, ya no le podremos odiar nunca.

Desde que están sentados en sillones y comen en mesas hacen las guerras más largas.

Un invento que falta todavía: hacer reversibles las explosiones.

Imaginar lo que los animales encontrarían loable en nosotros.

Los resucitados acusan de repente a Dios en todas las lenguas: el verdadero Juicio Universal.

Quemó todos sus libros y, como un ermitaño, se retiró a una biblioteca pública.

(Canetti, E., La provincia del hombre, Taurus)

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