Hay críticos que recomiendan un libro no por el placer que le ha reportado su lectura sino por la dificultad que le ha entrañado. De esta manera, en el fondo, no es tanto un elogio al autor como un reconocimiento a sus facultades como crítico.
De los atributos de Dios (eterno, omnipotente, inmutable, omnipresente, omnisciente...) siempre olvidan el más manifiesto su indiferencia.
La literatura para mí no es sólo un entretenimiento o una afición, es el medio más eficaz para entenderme.
Es verdad que no debemos alegrarnos de las enfermedades que atacan a nuestros enemigos; pero qué placer irreprimible sentimos al ver como la dama de hierro se convierte en pelele de paja desmadejada.
Los que mucho hablan, qué poco tienen que decir.
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