Prácticamente concluido el año, estas malas notas para los pobres lectores de este blog, especialmente para mis seguidores (¡Dios mío qué palabra!).
Las palabras nombran el universo, las imágenes sólo lo enseñan.
La literatura tal vez no sirva para nada, pero alivia.
Si quieres saber si una canción es buena, léela en voz alta; si lo que pretendes es averiguar si un poema lo es, cántalo.
Al fetichista no le importaría transformarse en objeto si tuviera la seguridad de permanecer eternamente en contacto con la piel de sus deseos.
¿Qué nos atrae del fuego? La inmediatez, la variedad y lo efímero.
En este cuaderno personal van a aparecer algunas de mis aficiones más queridas: La literatura aforística, los refranes, recomendaciones de libros y música clásica, imágenes y grabados del mundo del libro, y esas "malas notas" que de tarde en tarde se me presentan como si tuvieran algo que decir. La incorporación de nuevas entradas se hará, aproximadamente, todas las semanas.
domingo, 25 de diciembre de 2011
Rossini más allá de la ópera
Todos conocemos a Rossini (1792-1868) como autor de muchas de las óperas más famosas de la historia del género. Es imposible no recordar y disfrutar con El barbero de Sevilla, La cenicienta, Una italiana en Árgel o Guillermo Tell. Algo menos conocidas son sus seis Sonatas para cuerda que compuso con sólo doce años.
El andantino de la segunda sonata empieza como el rompiente de una ola y poco a poco nos adentramos en un mar aparentemente calmo pero diverso; las olas se suceden, más o menos intensas, iguales y variables, meciéndonos o acunándonos para luego, en el tercer movimiento llenarnos de viveza y movimiento.
Rossini pasó sus últimos cuarenta años prácticamente alejado de la composición, no hay forma de imaginar qué nos hubiera dejado su genio, solo podemos constatar que nos dejó algunas de las piezas más alegres de la historia de la música.
El andantino de la segunda sonata empieza como el rompiente de una ola y poco a poco nos adentramos en un mar aparentemente calmo pero diverso; las olas se suceden, más o menos intensas, iguales y variables, meciéndonos o acunándonos para luego, en el tercer movimiento llenarnos de viveza y movimiento.
Rossini pasó sus últimos cuarenta años prácticamente alejado de la composición, no hay forma de imaginar qué nos hubiera dejado su genio, solo podemos constatar que nos dejó algunas de las piezas más alegres de la historia de la música.
Amor en el refranero
Hay dos tipos de amores, el que se escribe con mayúscula y el que se escribe con minúscula. El primero parece que se lo han apropiado los intelectuales, los conservadores y los cursis. Dejemos que cada uno saque su provecho y con su pan se lo coman. El que se escribe con minúscula es el que a diario vemos, el que en cada esquina encontramos y el que, sin duda, nos da más quebraderos de cabeza. De este amor es del que se ocupa el refranero español, un amor cotidiano, risueño, lleno de atrevimiento y alejado de los tópicos que la cultura oficial le ha encasquetado. Prepárense para disfrutar con las ocurrencias del "amor".
Amor de corneta, de diana a retreta.
Amor con casada, vida arriesgada.
Amor que no se atreve, desprécianlo las mujeres.
Amor trompetero, cuantas veo, tantas quiero.
El amor es fuego, pero con él no se cuece el puchero.
El amor y la luna, se parecen: menguan cuando no crecen.
En la feria del amor quien más gasta sale peor.
El amor y la guadaña quieren fuerza y quieren maña.
Juan, que bien me quiere, por mi se muere; pero yo que bien quiero a Miguel me muero por él.
Los galancicos, ésto tenemos; que donde no nos quieren, allí queremos.
Molinero sois, amor, y sois moledor.
Quien ama a la rana, tiénela por la diosa Diana.
Quien bien quiere a la rosa, aunque se pinche, no se enoja.
Te quiero, Andrés, por el interés.
(Juliana Panizo, Refranero temático castellano, Universidad de Valladolid, 1999).
Amor de corneta, de diana a retreta.
Amor con casada, vida arriesgada.
Amor que no se atreve, desprécianlo las mujeres.
Amor trompetero, cuantas veo, tantas quiero.
El amor es fuego, pero con él no se cuece el puchero.
El amor y la luna, se parecen: menguan cuando no crecen.
En la feria del amor quien más gasta sale peor.
El amor y la guadaña quieren fuerza y quieren maña.
Juan, que bien me quiere, por mi se muere; pero yo que bien quiero a Miguel me muero por él.
Los galancicos, ésto tenemos; que donde no nos quieren, allí queremos.
Molinero sois, amor, y sois moledor.
Quien ama a la rana, tiénela por la diosa Diana.
Quien bien quiere a la rosa, aunque se pinche, no se enoja.
Te quiero, Andrés, por el interés.
(Juliana Panizo, Refranero temático castellano, Universidad de Valladolid, 1999).
domingo, 18 de diciembre de 2011
La pasión de Pérez Estrada
Los poetas, acostumbrados a medir y contar las palabras, son buenos aforistas. La necesidad de sintetizar, de condensar y ajustar las palabras y las ideas al verso dotan a los poetas de la necesaria facultad para adentrarse, no todas las veces con fortuna, en la literatura aforística. El gran problema consiste en que hay ocasiones en que todo puede quedar reducido a pura imagen, esplendida, sí, pero falta de contenido; y dentro de cada aforismo deben convivir la idea que se quiere comunicar y la forma que adopta.
El poeta malagueño Rafael Pérez Estrada (1934-2000) tuvo siempre una pasión por lo breve y en su obra aparecen cientos de textos breves, imágenes, versos sueltos, pensamientos que tienen cabida dentro del género del aforismo. Su maestría con nuestra lengua no falta en estas pequeñas obras así como su belleza y originalidad. De su libro Los oficios del sueño (1992) entresaco esta muestra.
Alguien había dado un portazo cogiéndole el ala al ángel. El grito fue similar al de una copa estrellándose en el suelo infinito. Lo demás era soledad y tristeza. Después fue oscureciendo lentamente.
El incienso es el desodorante de la religión.
Nunca verás un amanecer tan hermoso como ella.
Con la frialdad del cirujano clavó el puñal de la crítica en la indefensa ternura del poema.
Lo vi tan feliz y seguro que no pude contenerme: ¡Usted no está en condiciones de escribir poesía!, le advertí didáctico.
Aún guardan olor a primavera / las hojas quemadas en otoño.
Quiero una rosa ácida -me dijo-. No importa el color. Sólo necesito que sea ácida. Una rosa con sabor a pomelo y olor a ropa limpia. Entonces supe que los inviernos con ella serían interesantes, y que la vejez llegaría llena de vértigos. Y me sentí feliz.
Ejemplo evangélico: Vicario General Castrense.
Dice el moralista acérrimo: Pensar es vicio solitario.
El cuerpo es indefenso, frágil y menesteroso.
Y sin esperarlo, le oí decir a aquel anciano encantador: Tengo una decidida voluntad de inmadurez, y dicho, continuó dibujando palomas en el suelo.
Se cuenta de una mujer que fue devorada por la luna. Y se dice que sus gritos eran de plata.
Me preguntó el muchacho con los ojos llenos de atardecer: ¿Cuando yo muera se parará el mar? Y preferí no desilusionarlo.
(Rafael Pérez Estrada, Crónica de la lluvia, ed. José Ángel Cilleruelo, Edhasa 2003)
El poeta malagueño Rafael Pérez Estrada (1934-2000) tuvo siempre una pasión por lo breve y en su obra aparecen cientos de textos breves, imágenes, versos sueltos, pensamientos que tienen cabida dentro del género del aforismo. Su maestría con nuestra lengua no falta en estas pequeñas obras así como su belleza y originalidad. De su libro Los oficios del sueño (1992) entresaco esta muestra.
Alguien había dado un portazo cogiéndole el ala al ángel. El grito fue similar al de una copa estrellándose en el suelo infinito. Lo demás era soledad y tristeza. Después fue oscureciendo lentamente.
El incienso es el desodorante de la religión.
Nunca verás un amanecer tan hermoso como ella.
Con la frialdad del cirujano clavó el puñal de la crítica en la indefensa ternura del poema.
Lo vi tan feliz y seguro que no pude contenerme: ¡Usted no está en condiciones de escribir poesía!, le advertí didáctico.
Aún guardan olor a primavera / las hojas quemadas en otoño.
Quiero una rosa ácida -me dijo-. No importa el color. Sólo necesito que sea ácida. Una rosa con sabor a pomelo y olor a ropa limpia. Entonces supe que los inviernos con ella serían interesantes, y que la vejez llegaría llena de vértigos. Y me sentí feliz.
Ejemplo evangélico: Vicario General Castrense.
Dice el moralista acérrimo: Pensar es vicio solitario.
El cuerpo es indefenso, frágil y menesteroso.
Y sin esperarlo, le oí decir a aquel anciano encantador: Tengo una decidida voluntad de inmadurez, y dicho, continuó dibujando palomas en el suelo.
Se cuenta de una mujer que fue devorada por la luna. Y se dice que sus gritos eran de plata.
Me preguntó el muchacho con los ojos llenos de atardecer: ¿Cuando yo muera se parará el mar? Y preferí no desilusionarlo.
(Rafael Pérez Estrada, Crónica de la lluvia, ed. José Ángel Cilleruelo, Edhasa 2003)
jueves, 8 de diciembre de 2011
Nos vamos de fiesta con Stravinsky
Conocido por sus grandes obras (Petrushka, La consagración de la primavera, El pájaro de fuego) Igor Stravinsky (1882-1971) compuso también algunas miniaturas para el disfrute de sus admiradores. En pocos minutos nos presenta, desarrolla y finaliza melodías perfectas, llenas de vigor algunas (Tango), otras de lirismo (Suite nº 1), todas admirables. Scherrzo a la russe es una invitación a la alegría, desde el primer compás nos encontramos en medio de un circo lleno de trapecistas, payasos, domadores, acróbatas, mujeres barbudas y hombres forzudos, y todo a un ritmo trepidante que nos transporta al centro de la pista a disfrutar y participar de la fiesta.
En esta grabación Travis Jürgens dirige a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Illinois.
En esta grabación Travis Jürgens dirige a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Illinois.
Un Ex-libris para un artista
Ya estamos en 1913. Otakar Stafl sigue diseñando ex-libris y uno de ellos es para Karel Hasler (1879-1941) músico, actor, director de cine, guionista. Durante la Segunda Guerra Mundial sus canciones sirvieron a la resistencia antifacista, eran un himno contra la ocupación nazi y en defensa de la nación checa. Arrestado por la gestapo fue trasladado al campo de concentración de Mauthausen donde murió un 22 de diciembre.
El ex-libris nos resumen su vida, vestido de Pierot toca una guitarra sentado sobre una máscara mientras ésta descansa sobre un libro. La melancolía de su rostro parece presagiar su futuro.
El ex-libris nos resumen su vida, vestido de Pierot toca una guitarra sentado sobre una máscara mientras ésta descansa sobre un libro. La melancolía de su rostro parece presagiar su futuro.
Otra R bordada
Sobre la trama del tejido bordamos, apretado y en relieve, la silueta. Deseosos de demostrar nuestra pericia dibujamos ensenadas en las costas curvas de la R y, no satisfechos, lo único recto lo entrecruzamos como si el laberinto le diera fuerza y consistencia. Dentro simulamos una rejilla similar a las bases de los sillones antiguos de los bares. Ya sólo nos falta, para demostrar nuestra habilidad, regalarle un anillo y colocárselo en el centro para hacer más ostensible nuestro trabajo. ¡Qué pena que el hilo y el tejido sean tan tristes!
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