Sé que es imperdonable que el primer lieder que proponga no sea de Schubert; ni siquiera de Schumann, pero que le vamos a hacer, se cruzó Johannes Brahms por medio e irrumpió con sus Liebeslieder (canciones de amor) op. 52 y nos dejó, entre otras muchas, ésta que en menos de un minuto nos levanta el ánimo y tarareamos como queriendo participar de una fiesta.
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