Esta sola nota que intenta explicar mi desolación.
Seguramente el acontecimiento histórico más importante que haya vivido, y posiblemente que vaya a vivir, ha sido la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York. La cantidad de víctimas, su vulnerabilidad y naturaleza, el hecho de sorprenderlos en la más absoluta cotidianidad, equipara la tragedia a las catástrofes naturales. Pero en éstas no hay voluntad (salvo que culpemos a Dios por su indiferencia). Es la "intención" de alguien, a quien pudiéramos llamar de los "nuestros" (humanos), la que eleva la tragedia a la categoría de horror.
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