Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) también se ha atrevido con los aforismos publicando un libro, El equilibrista, donde recoge 266 pensamientos que tratan sobre la vida, el arte y la literatura. Si comparamos sus aforismos con los clásicos comprobamos que pecan de un exceso de rigidez en lo formal y de sentencioso en lo conceptual. En sus textos pocas veces encontramos la sorpresa, el giro inesperado, lo paradójico; y muchas lo solemne, lo seco, lo común. He aquí una pequeña selección de los que más me han gustado.
Al paciente le queda cada vez más tiempo.
Las ideas actúan. Por eso no todas las opiniones son respetables.
El olvido requiere una buena memoria.
Conviene burlarse un poco de casi todo, y mucho de casi nada.
La discreta nostalgia de lo que no ocurrió.
Viajar no es trasladarse.
A veces arrastramos a los otros hacia nuestra oscuridad, cuando lo que queríamos era pedirles que encendieran la luz.
No hay personas corrientes, sino observadores mediocres.
La razón, ciertamente, naufraga. Pero sabe nadar.
El erotismo es una posibilidad; la pornografía, un hecho consumado. La diferencia no es moral sino lingüística.
Cuando no escribe, un cuentista se halla en estado de expectación. Un novelista, es estado larvario. Un poeta, en estado de susceptibilidad. Y un ensayista, en estado de confusión
(Andrés Neuman, El equilibrista, El Acantilado, 2005)
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