Ni siempre se escribe cuando se tiene algo que decir; ni cuando se tiene algo que decir siempre se escribe.
El crítico sabe que cualquier texto leído con desgana puede parecer ridículo.
¿Cuál sería hoy el sí de las niñas?
Hay personas con las que al cruzarnos nos fijamos en cómo van vestidas; a otras, sin embargo, le miramos directamente a la cara. Mientras que con las primeras necesitamos ver su cara para hacernos una idea, de las segundas no nos importa para nada su indumentaria.
La muerte en cualquiera de sus apariciones es siempre inesperada y, por supuesto, inoportuna.
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