lunes, 27 de febrero de 2012

Piensa Pascal

Blaise Pascal (1623-1662) dejó a su muerte miles de notas sobre la religión y otros temas. Sólo fueron necesarios ocho años para que apareciera una selección de estos bajo el título de Pensées. Casi trescientos cincuenta años más tarde sus pensamientos siguen siendo un monumento al rigor en el razonamiento y a la perfección en el estilo. Aunque nos pueda parecer ajenos sus intereses, fundamentalmente religiosos, es un placer seguir sus argumentos en ese camino por convencerse y convencer de la superioridad del cristianismo. En ningún momento recurre a razonamientos tramposos o tendenciosos, y llega hasta tal punto que muchas veces nos regala razones para combatirlo con la seguridad de la respuesta oportuna. La limpieza de su lenguaje impresiona, huye del barroquismo como de un demonio que sólo sabe hacer trampa, su pensamiento y sus palabras presentan una relación perfecta, como si uno sin las otras fuera el vacío, como si las otras sin el uno fueran pesada algarabía. La traducción de esta selección de pensamientos se debe a Eugenio D'Ors.

La sola religión contraria a la naturaleza en que ella se encuentra es que combate todos nuestros placeres, y que parece a primera vista opuesta al sentido común, es la única que ha sido siempre.

No se entiende nada en las obras de Dios, si no se toma como principio que Él ha querido cegar a los unos e iluminar a los otros.

¿No es valeroso por parte de un hombre moribundo, ir, en la debilidad y en la agonía, a afrontar un Dios todopoderoso y eterno?

La Naturaleza tiene perfecciones, para mostrar que ella es la imagen de Dios; y tiene defectos, para mostrar que ella no es sino la imagen.

El menos movimiento importa a toda la Naturaleza; el mar entro cambia por una piedra. Así, en la gracia, la menor acción importa por sus consecuencias en el todo. Cualquier cosa, pues, es importante.

Unidad, muchedumbre. Considerando la Iglesia como unidad, el Papa es el jefe, es como todo. Considerándole como multitud, el Papa no es sino una parte. La multitud que no se reduce a la unidad es confusión; la unidad que no depende de la muchedumbre es tiranía.

Es bueno tener un pensamiento escondido, y juzgar por él; y hablar, sin embargo, como el pueblo.

Ateísmo es señal de fuerza de entendimiento, pero solamente hasta cierto punto.

"Fascinatio nugacitatis". A fin de que la pasión no nos perjudique, hagamos como si no nos quedasen más que ocho días de vida.

Imagínese un numero de hombres encadenados y condenados a muerte todos, unos cuantos de los cuales son ejecutados cada día en presencia de los otros. Los que quedan ven su propia condición en la de sus compañeros, y, mirándose unos a otros con dolor y sin esperanza, aguardan a su vez; ésta es la imagen de la condición de los hombres.

¿Por qué me matáis? ¡Cómo! ¿No vivís del otro lado del río? Amigo mío, si vivieseis de la parte de acá, yo sería un asesino, y sería injusto mataros así; pero, puesto que habitáis del otro lado, yo soy un valiente y esto es justo.


(Blaise Pascal, Pensamientos, traducción de Eugenio D'Ors, Orbis,1982)

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