lunes, 27 de febrero de 2012

San Antonio de Padua y Mahler

A principios del siglo XIX se recogieron un grupo de canciones populares alemanas que se tituló El cuerno mágico de la juventud. Casi cien años más tarde Gustav Mahler les puso música dando paso con el tiempo a uno de sus cinco ciclos de lieder. En esta ocasión está interpretado con orquesta sinfónica. De entre ellos vamos a seleccionar el Sermón de San Antonio de Padua a los peces. No he conseguido la traducción al castellano pero no parece imprescindible para su disfrute. En esta versión está interpretada por una soprano, cuyo nombre no nos indica el vídeo, aunque en otras es un barítono el interprete.


Malas Notas 24

Hay autores que pecan de literatura. Entre la historia y el lector colocan, como un muro, la literatura; y en vez de socorrernos, orientarnos y enriquecernos, actúan como un lastre, nos desinteresamos por lo que cuentan y acabamos hastiados de lo que tanto les enorgullece.

En todas las situaciones y durante toda su vida fue siempre un segundón, sin embargo al morirse descubrieron que era imprescindible.

La verdad, aunque dolorosa, siempre nos hace más buenos. Las mentiras, aunque piadosas, no nos hacen más felices sino más ignorantes.

¡Qué alegría poder disfrutar de libros tristes!

¿Por qué no nos exaspera la meticulosidad de Tolstoi? ¿Será por que a los dioses todo se le permite y se le perdona?

De años bisiestos y Pascuas

Ya hemos dicho en otras ocasiones que los refraneros son inventarios del proceder de los hombres que, si usamos la mayúscula, nombramos como Pueblo. Una característica de los pueblos es buscar razones a lo que parece inexplicable y surgen lo que se han venido en llamar las supersticiones. Con ellas se pretende aprehender una realidad que parece ajena y enemiga. Y nos basta con tres o cuatro situaciones que el azar encadena para que ya esté claro la naturaleza misteriosa. No es otra cosa la afirmación popular de lo nefasto de los años que son bisiestos y los que tienen la Semana Santa en marzo. Malos años ha habido siempre, pero nos es suficiente haber vivido algunos que fueran bisiestos o que el Domingo de Ramos cayera en marzo para aventurar una convicción. Los refranes que vienen a continuación dan fe de esta idea, pero no se rían del pueblo, porque quién sabe cuántas estupideces defendemos y tienen, seguramente, menos realidad que estas creencias.

Año bisiesto, año siniestro.

Año bisieste, o hambre o peste.

Año bisestil, año vil.

Año bisiesto, la paja y el grano caben en un cesto.

Año bisiesto, pocos huevos en el cesto.

Cuando bisiesto el año es, las hojas del olivo se vuelven del revés.

Año bisiesto, ni viña ni huerto.

Pascua marzal, hambre, guerra o mortandad.

Pascua marzal, miseria mortal.

Pascua marcelina, hambre canina.

Cuando cae la Pascua en marzo se huelga el diablo.

Pascua en marzo, señal de mal año.


(Luis Martínez Kleiser, El tiempo y los espacios de tiempo en los refranes, Librería General de Victoriano Suarez, Madrid, 1945)

Piensa Pascal

Blaise Pascal (1623-1662) dejó a su muerte miles de notas sobre la religión y otros temas. Sólo fueron necesarios ocho años para que apareciera una selección de estos bajo el título de Pensées. Casi trescientos cincuenta años más tarde sus pensamientos siguen siendo un monumento al rigor en el razonamiento y a la perfección en el estilo. Aunque nos pueda parecer ajenos sus intereses, fundamentalmente religiosos, es un placer seguir sus argumentos en ese camino por convencerse y convencer de la superioridad del cristianismo. En ningún momento recurre a razonamientos tramposos o tendenciosos, y llega hasta tal punto que muchas veces nos regala razones para combatirlo con la seguridad de la respuesta oportuna. La limpieza de su lenguaje impresiona, huye del barroquismo como de un demonio que sólo sabe hacer trampa, su pensamiento y sus palabras presentan una relación perfecta, como si uno sin las otras fuera el vacío, como si las otras sin el uno fueran pesada algarabía. La traducción de esta selección de pensamientos se debe a Eugenio D'Ors.

La sola religión contraria a la naturaleza en que ella se encuentra es que combate todos nuestros placeres, y que parece a primera vista opuesta al sentido común, es la única que ha sido siempre.

No se entiende nada en las obras de Dios, si no se toma como principio que Él ha querido cegar a los unos e iluminar a los otros.

¿No es valeroso por parte de un hombre moribundo, ir, en la debilidad y en la agonía, a afrontar un Dios todopoderoso y eterno?

La Naturaleza tiene perfecciones, para mostrar que ella es la imagen de Dios; y tiene defectos, para mostrar que ella no es sino la imagen.

El menos movimiento importa a toda la Naturaleza; el mar entro cambia por una piedra. Así, en la gracia, la menor acción importa por sus consecuencias en el todo. Cualquier cosa, pues, es importante.

Unidad, muchedumbre. Considerando la Iglesia como unidad, el Papa es el jefe, es como todo. Considerándole como multitud, el Papa no es sino una parte. La multitud que no se reduce a la unidad es confusión; la unidad que no depende de la muchedumbre es tiranía.

Es bueno tener un pensamiento escondido, y juzgar por él; y hablar, sin embargo, como el pueblo.

Ateísmo es señal de fuerza de entendimiento, pero solamente hasta cierto punto.

"Fascinatio nugacitatis". A fin de que la pasión no nos perjudique, hagamos como si no nos quedasen más que ocho días de vida.

Imagínese un numero de hombres encadenados y condenados a muerte todos, unos cuantos de los cuales son ejecutados cada día en presencia de los otros. Los que quedan ven su propia condición en la de sus compañeros, y, mirándose unos a otros con dolor y sin esperanza, aguardan a su vez; ésta es la imagen de la condición de los hombres.

¿Por qué me matáis? ¡Cómo! ¿No vivís del otro lado del río? Amigo mío, si vivieseis de la parte de acá, yo sería un asesino, y sería injusto mataros así; pero, puesto que habitáis del otro lado, yo soy un valiente y esto es justo.


(Blaise Pascal, Pensamientos, traducción de Eugenio D'Ors, Orbis,1982)

jueves, 9 de febrero de 2012

Otra visión de la independencia mejicana

No es la primera vez que recomiendo un libro de Jorge Ibargüengoitia. Las muertas y Dos crímenes son novelas imprescindibles dentro de la literatura en castellano. Hoy voy a recomendar su última novela, escrita dos años antes de su trágica muerte. Los pasos de López es una novela sobre la independencia mejicana. Fiel a su estilo, Jorge Ibargüengoitia nos presenta el suceso capital de la lucha por la independencia contra la monarquía española lleno de contradicciones. Los personajes parece muchas veces que se encuentran allí por puro azar, su determinación revolucionaria no está exenta de desgana, los hechos acaecen inevitables y autónomos de la intención de quien los provoca. En suma somos espectadores de una farsa que acabará sacralizada en los libros de historia, unos acontecimientos que necesitarán bañarse en la épica para el honor de la patria. Sin embargo esta visión esperpéntica es a la vez entrañable. Sus personajes, sobre todo el militar y el cura, están vivos, desprenden humanidad en cada acto, cada error o contradicción en sus comportamientos nos parecen no sólo justificables sino obligados. Somos espectadores de un fracaso inevitable pero disfrutamos de su empeño, de su determinación, de su crueldad y de sus perdones. Transitamos por sus páginas como unos independentistas más porque con estos personajes cualquiera arriesgaría su vida.

(Jorge Ibargüengoitia, Los pasos de López, RBA, 2011)

domingo, 5 de febrero de 2012

Otro Ex-Libris de teatro

En 1915 Otakar Stafl sigue diseñando ex-libris, dos de ellos destinados a sendos actores checos. En el de Zakopal Bohus (1874-1936) vemos siete máscaras que cuelgan sobre un escenario, enmarcadas en negro por las cortinas y la concha del apuntador. Cualquiera y todas estas caretas podrían ser la cara de Bohus porque el actor no tiene cara propia sino que usurpa y comparte la de sus personajes. Cuál de ellas es la que se pone al leer los libros, con cuál repasa los estantes de su biblioteca, cuál encargó el ex-libris y con cuál agradeció el trabajo.


El tocado de la R

Esta R nos viene de siglos pasados. Está tocada por un sombrero que se eleva con una de esas plumas que se mueve al paso señorial del caballero, hacia atrás se curva y gira hacia abajo como la resaca de una ola. En la cintura, ciñéndole, una cinta de flores y hojas le remarca el talle, por detrás asoma, jugando, una rama perdida. Las botas, con tacón y espuela en espiral, parece que se desplazan con prisa, hollando pequeñas flores recién nacidas. No sabe que el futuro lo espera despiadado, dispuesto a arrebatarle todas sus  pertenencias y con ellas los sueños de grandeza que se adivinan bajo su indumentaria. Guardémonos la imagen como testigo de un pasado lleno de encantos.